Monday, December 18, 2006

En dos días parto, y aún no he limpiado siquiera mi cuarto.
Me espera Mariano, mi hermano, y Silke, su prometida y mi amiga. Ansiosos están, mas no sé hasta cuando.
Resta cada día un día menos, y aún tengo cientos de peros.
Debo cobrar deudas y pagar cuentas.
Llevar a mis perros a la plaza a pasear, pero que se yo, si la lluvia inundó el lugar.
Es Enzo, mi adorado guau, que a su vez adora revolcarse en estiercol de animal. Y eso me hace dudar.
Más mas obligaciones me quedan: visitar a mi abuela Norma y a Adelina, a la prima Guillermina, pero no a Isabelita.
Armar mi mochila, pues Esmeralda espera apresurada. Esta vez no sufrirá el apunamiento paceño. Otra vez será.
Elegir un cuaderno tapa dura, para rayar mis letras baratas arriba de alguna piedra de montaña. Qué importa la ausencia de renglones. No soy de esas personas que usan el dentífrico presionando desde abajo. Me captás, ¿Julito?.
Me queda despedirme de vosotros, mis amigos, que han venido aquí y se han comido fiascos reiterados, y sin embargo, reincidieron, de puro morbo, pa reirse de como esta gaucha le pifia tras pifiada.
Pero mejor, ahora, me esperan el sol, la playa y alguito de amor. Creatividad a la hora de enfrentar el día, un piano que suena de fondo, es Leandro, mi hermano, Mariano a lo lejos que llama con cobro revertido, Daniel que duerme tras trasnochadas, Enzo y Victor arriba de los cables de la computadora, y yo, just today, aquí.
Mañana, Paraty. Después, veremos.

Tuesday, December 12, 2006

Se cierra esta ventanita, sí, pero sólo un tiempo.
Con Santi nos vamos a Brazil.
Cuando vuelva reabriré el ventanal de este espacio en que supimos encontrarnos.
Gracias por haberme dejado algo de ustedes.

Saturday, December 09, 2006

¿Maestra jardinera? Ni en pedo. No quiero enseñarles a los niños a ser grandes (a pedido de Ger)
Estaba bajón pero llovió sobre mojado y todo mejoró. Que hermoso estuvo Joaquinito, ¿no?
Velez Sarfield 1237, dto 11

Sunday, December 03, 2006

Shakira, cuando morena, se sumó a la onda free extremidades con un disco llamado Pies (o pie, o pieces) Descalsos. La periodista Cristina, mientras, opina sobre el calor, el amor por su departamento, los zapatos y otros males que la aquejan a diario. Opina boludeces, bah. Y lo peor, en una subjetiva y egocéntrica eterna primera persona.


Adoro entrar a mi departamento, a pesar del calor que por estos días emanan las paredes, el techo y el piso. Supongo que una tortuga debe sentir algo similar cuando se mete en su caparazón. Apenas llego, lo primero es librarme de lo que más odio en esta vida, los zapatos. Si tuviese a su inventor frente a mis ojos, le escupiría los pies y luego le pondría un borceguí, para que sufra, hasta que se le seque la saliva. Los zapatos asfixian, acaloran, machucan y ahogan. Son mi cárcel. Decretaría por ley la desnudez de los pies. Pero, además, si estuve cuatro horas fuera, los últimos cinco minutos de regreso a casa, son sencillamente insostenibles. Es tal cual la retención de esfínteres: no aguantas más a pasos del inodoro. Abrir la puerta de madera es la libertad misma. Mi encierro es mi libertad.