Wednesday, October 11, 2006

A rodar mi vida
Volvemos a los viajes, carajo. Una breve crónica de nuestra ida en camión a Ushuaia. Seba Gualda, no me hagas juicio por publicarla en mi blog sin tu aprobación.

26/12/05. La periodista y el fotógrafo parten en ferrocarril desde Constitución. Por la noche dormitan con desconfianza de hembra, pues el tren está superpoblado. Antes de que amanezca dos jóvenes son arrojados en medio de la nada, acusados de hurto. La Nikon digital sigue en su lugar, ergo, los profesionales de Rutas de Polenta no han sido víctimas del asalto. Luego de doce horas de viaje arriban a Bahía Blanca, habiendo abonado un ticket de 14 pesos cada uno. Ya en Bahía, 700 Km. al sur de Buenos Aires, los profesionales caminan hasta Vyeites y Sarmiento para coger el colectivo 519 que los lleva a la estación de servicio del Cholo, quién penosamente tiempo antes falleció. Allí conocen a un mochilero cordobés llamado Tristán y por primera vez se sienten “como en casa” al hablar el idioma local. Ejercen lobby para conseguir transporte gratis. Luego de un hora de persuasión, consiguen que una camioneta los lleve 200 Km. Así se despiden de la provincia de Buenos Aires para pisar suelo rionegrino. En ese momento un monstruo rodante frena.
Mozo, una BIRRA
Cristian tiene 34 años y maneja el monstruo rodante. El hombre, extrovertido y verborrágico, ha aprendido el oficio de su padre e hizo su viaje iniciático cuando púber. Paradójicamente se define pésimo manejando autos. Gana un sueldo digno pero la tarea a veces le exige manejar más de 18 horas. Un camionero que conduce menos de quince horas diarias no recorre los kilómetros necesarios para tener un ingreso sólido. Generalmente cobran por viajes. Cristian traslada encomiendas desde Capital Federal hasta Comodoro Rivadavia. Su fórmula para soportar tantas horas arriba del camión es mascar coca y beber cerveza. Una fórmula temeraria.
Cuando era un joven de 20 años, noviaba con una buena moza de sólo 14 años que hoy es su esposa, quién solía tildarlo de haragán porque al regresar de sus viajes no quería acompañarla en las salidas. Para demostrarle que no era ocioso, la llevó a pasear tres días arriba del camión, exigiéndole dormir las mismas pocas horas y una continua cebada de mates. La nena volvió con la cola chata y ojeras malva, que le enseñaron que el oficio del camión no es tan piola como parece. Cristian carga a eso de las 15 horas a los profesionales de Rutas de Polenta, que cinco horas después deciden despedírsele. El código viajero indica que los levantados debieran quedarse junto al camionero en las buenas y en las malas, pero los profesionales deciden priorizar sus vidas. Ambos advierten que la situación etílica del conductor es comprometida. El camionero repite unas quince veces las mismas cosas. La última vez que los cronistas lo ven está bebiendo cerveza. Duermen en una estación de servicio. Al otro u
n hombre baja apurado de su camión, se dirige al sanitario pero mientras corre ve como su vehículo retrocede, vuelve a paso veloz, pone el freno de mano desde la ventana entreabierta y regresa al baño con las nalgas hacia adentro y conteniendo el aire. La periodista y el fotógrafo se dirigen a la ruta con risa interna por el incidente del camionero “desecho flojo”. A los pocos segundos de hacer dedo un camionazo frena. Corren con sus bolsos y el camión acelera. Corren otra vez. Frena. El playboy de los camioneros sureños, preguntan: “¿a dónde van?”. “¿Vos?”. “A Ushuaia”. “Qué casualidad, nosotros también”. El muchacho de treinta años, ojos aturquesados, pelo lacio y largo, reflejos rubios, piercing en la ceja y afición a usar remeras flúor, adora la cumbia, mucho, demasiado, tortuosamente. Cuando no es cumbia son temas melosos. Su preferido es Nino Bravo.
Jorge viaja varias veces al mes a Ushuaia. Apenas descansa en su casa un día y vuelve a salir. A su familia la lleva en fotos. No toma una gota de alcohol.
La primer noche la periodista y el fotógrafo instalan su carpa al costado de la ruta, resguardados por el camión. Frenan en pleno descampado de la provincia de Santa Cruz. La periodista teme. El fotógrafo luego le confesará que ha dormido con un cuchillo entre sus manos. Ella piensa que un feroz animal los atacará, tal vez el camionero sea un asesino. El viento hace ruido y ella lo atribuye a algún fraticida que nunca se presentará. El día viernes amanecen con cuatro horas de descanso encima, tras una jornada en la que Jorge manejó más de 18 horas. Atraviesan la fea Río Gallegos, cruzan frontera y pasan a territorio chileno. Los tres contemplan desde la cabina del camión un atardecer maravilloso con Rodrigo de fondo. Descansan a pocos metros del Estrecho de Magallanes. El viento amenaza con volar la carpa. A eso de las 7 de la mañana escuchan camiones. De repente una voz gringa grita: “amigos, el ferry parte en un minuto”. He aquí la desesperación: los cronistas se quedarán sin transporte el día en que cambia el año y no tienen los documentos, pues están en manos de Jorge debido a que el día anterior cruzaron frontera. En menos de un minuto tienen la carpa y las mochilas en mano, corren hasta la barcaza, se cierran las puertas y el viento polar los despierta. Van hacia Jorge y le preguntan por qué no los ha despertado. Él dice que también se quedó dormido, tocó bocina y no lo oyeron. Los profesionales sospechan un intento de abandono. A las ocho de la noche del 31 de diciembre llegan a Ushuaia. Festejan el año nuevo lejos de Jorge, porque él se reunirá con sus colegas. Antes de despedirse, les dice: “Yo igual que ustedes odiaría trabajar en una oficina”. Los tres adoran la libertad. “Pero igual, espero no cruzármelos nunca más”.

6 Comments:

Blogger Cristalina said...

ACLARO: Se que el estilo de esta nota es raro y por momentos eso que tiene de eterno telegrama la torna aburrida o poco dinamica, pero queria probar escribir asi. La nota salio en Tajamar, la revista que edita el Seba Gualda en Alta Gracia.

7:04 PM  
Anonymous Anonymous said...

Nada de aburrida. Muy buen relato. Se ve que los jeans dan para pulenta mágica

Guillermo Nimo

10:52 AM  
Blogger guadis! said...

Muy lindo Cris... eso sí, no sé si yo me animaría a hacer dedo así a cualquiera... soy bastante cagona..

11:38 PM  
Blogger Cristalina said...

guadu vos sos yeta....asi que no hagas dedo...por que yeta??? siempre que me comentas en el blog, lo cual se agradece y muuuuuuuuuuuuuuucho, nadie mas escribe abajo tuyo...lo notaste??? besos!!

3:20 PM  
Blogger guadis! said...

Capaz que dé cierres muy buenos y nadie quiera decir más nada xq no hay más nada que agregar... o les gustan mucho mis comentarios y se van a mi blog jajaja!! Saludos Cris!

12:08 PM  
Blogger Cristalina said...

SE PROHIBE LA ENTRADA A ESTE BLOG A GUADU...HURTA USUARIOS!!!!

Sos el Mario, mparaty?

5:38 PM  

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